A LA SEGUNDA NO FUE LA VENCIDA
Es que los
refranes y proverbios están para algo.
Ante mi comentario de "Ya te daré tu dorsal 5 minutos antes de la
salida, no te pongas nervioso", parece que Juan Andrés decidió proponer un
plan alternativo. Y fui así como nuestra aventura comenzó el domingo a las 7:45
am cuando me recogió con su coche en la puerta de casa para ir juntos a la
Media de Tacoronte. El día amaneció
nublado y fresco, un combinación ideal para la carrera. "Quizás demasiado
fresco para mi camiseta de asillas", pensé. Pero ahí quedó todo, en un
pensamiento. La conversación y los comentarios previos: "Aquí esta tú
dorsal. Te traje imperdibles...", "¿Que tal los entrenos?",
"Parece que hace fresquito",..."La verdad es que la inscripción
no es nada cara. No hay chip, pero es que por ese precio...". Alrededor de las 8:05 estábamos aparcando
en Tacoronte a unos 500mt de la zona de salida porque el acceso estaba cortado
por obras. Allí hicimos un poco de tiempo porque 'sobraba' y hacía fresco a la
intemperie. Finalmente nos decidimos a partir y 15 minutos antes de la salida
trotábamos relajadamente próximos al arco de salida/meta. Fue entonces cuando
tocó ponerse la pilas. Nos cruzamos con Iván, del Salitri y al decirle que
acabábamos de llegar nos preguntó sorprendido si aún no habíamos recogido el
chip. Pero que chip, ni san chip. Como
íbamos a saber que había chip si no se nombraba en ningún sitio. Corriendo
disparados a la caseta de Coca-Cola a recoger los famosos chips, que supongo
que ya estaban empezando a aburrirse en sus bolsitas marrones, preguntándose si
era posible que sus dueños fueran tan despistados. Si es que a todas las
carreras hay que darles su toquecito de emoción y corre-corre, que si no, no
tiene gracia. Aunque creo que a Juan Andrés no le hizo mucha. Bueno, tema del chip resuelto. Ahora toca
calentar y estirar un poco. Al final no hubo mucho tiempo para eso. Una visita
postrimera y urgente a las instalaciones sanitarias deun bar cercano, consumió
todo mi tiempo. Solo me quedó el justo para incorporarme a la zona delantera de
un pelotón ya formado y ansioso de correr frente a la línea de salida. Breve
intercambio de palabras con Damián que estaba por allí y enseguida pistoletazo
de salida.
Los entrenamientos
habían progresado bien las últimas semanas y en principio era razonable pensar
en cumplir el objetivo de bajar de 1h23min en esta prueba. Se nota que no había
ido a Tacoronte hacía tiempo. :-) Los
2 primeros kilómetros en descenso pronunciado hacia la Baranda son intensos y
reorganizan el pelotón. Llegando a la rotonda alcanzamos la señal kilométrica
de 2km en 7'26". Por las sensaciones y el perfil inicial de la prueba me
parece un tiempo realista y lógico para esa distancia. Aunque el discurrir de
la prueba me haría darme cuenta de que esa marca kilométrica debía ser de las
pocas privilegiadas en estar en su ubicación correcta. Cambio de sentido y ascenso hacia Tacoronte
para el paso por contrameta y continuación hacia Los Rodeos y San Lázaro. Me
bastaron solo un par de kilómetros para darme cuenta de que la aplastante
realidad orográfica de la prueba iba a imponerse sobre mis 'irreales' objetivos
cronométricos. Aquella cronoescalada con innumerables toboganes no tardó en
caldear mis cuádriceps y ralentizar mi ritmo.
Uno tras otro iban cayendo los kilómetros y yo me iba
alejando de mi objetivo. Eso sí, no era un alejamiento progresivo y gradual.
Más bien arbitrario y peregrino, igual que la colocación de las señales
kilométricas en la calzada. Supongo que los jueces de la prueba no habrán
tenido en cuenta el balizaje para homologar la prueba, porque de haber sido
así... Por otra parte, entiendo que ningún corredor habrá estado vinculado a la
colocación; y lo digo porque un corredor en carrera ansía la llegada de cada
baliza y corrije su piloto-automático en función de la retroalimentación que le
ofrece la señalética. El corredor sufre en sus carnes y en su mente la
imprecisión del balizaje, y en Tacoronte me imagino que muchos habremos
terminado 'contentos' al respecto.
Volviendo a la carrera, y obviando la aleatoriedad en las
referencias kilométricas, lo que si parece claro es que la tendencia indica un
alejamiento de los planes previstos. Sin embargo me resisto a admitirlo y me
centro en tomar como referencia a otros corredores. A pocos metros delante de
mí transita Aroa.
Me aferro al
pensamiento de que seguro que estará en sus marcas (en torno a 1h21') y por
tanto deberá recuperar tiempo en los tramos de bajada. Y si sigo su ritmo, yo
también lo haré. Así que me pego a ella y comparto un par de kilómetros en la
zona de los Naranjeros. Pero termino convenciéndome de que tengo que ir a por
mi mejor marca, así que me centro en mantener un nivel de intensidad elevado y
regular y finalmente me adelanto para seguir en solitario a por mi tiempo. Se realiza el cambio de sentido definitivo
en San Lázaro en el kilómetro 12,5 aproximadamente. Llevo perdidos en torno a
2minutos. "Ya solo me quedan 8'5km" pienso, "...y son en
bajada". Tengo que recuperar tiempo a marchas forzadas.
Eso es lo que yo pensaba. Pero a pesar que que el desnivel
neto era descendente, la realidad es que había más toboganes que en un parque
infantil. Me crucé con Juan Andrés cerca del puente de Los Rodeos y poco
después con Julio. No andaba yo muy sobrado para saludos efusivos. El cansancio
empezaba a hacer mella y sólo había energía para algún intercambio gestual
rápido. Empiezo a pasar kilómetros y disfruto de nuevo de algunas
maravillas del balizaje que me indican que he corrido un kilómetro a 4'28"
y el siguiente a 2'26". Me quedan solo 2 kilómetros a meta y saco mis
últimos cartuchos. Aprieto los dientes y adelanto a un par de corredores en la
zona del Cantillo. Finalmente, cruzo la meta en 1h23'52".
En mi primer intento, en la Media de Santa Cruz paré el
crono en 1h23'35". En este segundo intento en Tacoronte, de nuevo, solo
segundos me han separado de mi objetivo. La verdad es que podría haber
esprintado al final y ya está, como me sugirió bromeando unos minutos después
Juán Andrés al cruzar la meta y hablar conmigo.
Ahora me queda poco
más de un mes para la fecha límite de mi objetivo 31 de Enero de 2012. Y antes
de esa fecha, solo un último intento: La Media Maratón de Gran Canaria el 22 de
Enero. Esperemos no tener que esprintar al final y hacer cierto el proverbio
que reza:
A LA TERCERA VA LA VENCIDA.
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